Datos personales

Mi foto
SEVILLA
Viendo la luz en Sevilla el 22 de abril de 1983, comenzé mi andadura en el mundo de la escultura a la edad de 13 años. Durante un período anual, emprendí mi aprendizaje imaginero en el taller de Dª.Lourdes Henández, en Triana. Más tarde, entré como aprendiz en le taller de D. Darío Fernández Parra durante 2 años, finalizando mi formación con D.jaime Babio Nuñez. En el transcurso de este ciclo final, fui instruido profesionalmente por D.Juan. M. Miñarro, al cursar la Licenciatura de Bellas Artes en la especialidad escultura. Actualmente prosigo cultivando mi profesión en mi propio taller. contacta conmigo en abrinesfraile@gmail.com

Páginas

27 febrero, 2011

V PREMIO LA HORNACINA, valoracion del experto

Texto de José Carlos Pérez Morales




En primer lugar, ha sido un gran honor y un tremendo placer colaborar con mi

opinión en este V Premio que organiza el que, a mi juicio, es el portal web de

arte más importante, La Hornacina. Mi gratitud a sus creadores, Sergio y Jesús,

quienes hacen que la Historia del Arte esté presente en nuestro día a día.

Asimismo, aprovechar la ocasión para felicitar a todos los artistas que, durante

el pasado año, han llevado a feliz término sus obras, presentándolas en este

afamado portal. Mi más sincera enhorabuena porque gracias a vosotros, sigue viva

tanto la arraigada tradición imaginera como la honda religiosidad de la que hace

gala el piadoso vulgo.

El hecho de “elegir” una obra por encima de las demás seleccionadas lleva

implícita la consideración de una serie de valores y criterios muy subjetivos.

No obstante, dicha elección ha pretendido ser lo más objetiva posible y tomando

como base y referencia los postulados de nuestra extensa práctica imaginera,

destacando aspectos innovadores e interpretativos.

Sin más dilación, expongo que la obra escogida es el San Juan Evangelista que

realizara Álvaro Abrines Fraile para la capilla privada de la familia Molina

Soto de Brenes (Sevilla). Tal iconografía cuenta con la desventaja de la gran

limitación de aporte original, por su naturaleza de formar pareja con la Virgen

en procesión bajo palio o ser parte de un Calvario, plasmándose frecuentemente,

en este último caso, como imagen de talla completa. No obstante, vemos

características específicas y sellos muy personales.







La potencia plástica que se observa en la pieza es magnífica: la pose general,

la expresividad de sus manos y, sobre todo, la grandiosa testa, son fiel reflejo

de las características que valoro en mi elección. Lo sutil del giro de cintura,

buscando con su gesto a la Virgen advocada del Socorro -ejecutada por Luis

Sergio Torres Romero en el año 2006- y la atrevida curva que ostenta la cabeza,

la cual inclina, crea un bello efecto de claroscuro.

La dureza de sus rasgos combina magistralmente con la suavidad propia del

material utilizado, la terracota. En el plano expresivo, su rictus muestra la

difícil dualidad de la tristeza y sumisión, también manifiesta en la mirada,

fruncido el ceño y abultados ojos, muestra del sincero llanto de este discípulo

amado. Similar intensidad puede comentarse de sus manos, éstas ejecutadas en

madera, cuya gesticulación, lejos de todo carácter artificioso, brilla por su

naturalidad y exquisita plasmación técnica.

Pese a su proporción -80 centímetros de altura-, esta escultura de San Juan

Evangelista denota una maestría propia de las obras de tamaño natural. El hecho

de combinar materiales -barro cocido y madera de cedro- es prueba fehaciente del

dominio de materiales del escultor. La particularidad de ser imagen para vestir

motiva mi admiración ya que es menor la superficie material en la que el autor 

puede plasmar sus inquietudes. De este modo, emplazo la obra de Álvaro Abrines

como merecedora de mi valoración positiva en primer lugar.